Maji Romo

Usted

Usted,
que no supo qué hacer conmigo, 
me dejó de buscar,
me dejaba con ganas,
dejó de mirarme y admirarme. 
Usted me perdió,
se encargó de llenar los días con su ausencia,
de pretextos, 
noches frías mientras mi cuerpo ardía. 

No, 
yo no fallé, 
estaba siempre dispuesta, 
con ganas de besarle hasta el alma,
con ansias porque me tomara, 
me hiciera el amor o me f°llarª,
pero dejaba las caricias para después,
su negativa de todos los días me cansó
y en su desgane murió mi amor. 

Usted,
que me tuvo y no supo qué hacer,
acabó con mi paciencia y agotó hasta el último intento por ser yo quien lo buscara,
no me culpe a mi cuando fue usted quien dejó que todo se fuera al carajo,
se convirtió en un témpano de hielo mientras yo era cada vez más fuego.

Usted, entrego sus caricias, su placer en otro lecho, y a mí solo me obligo a conformarme con lo poco que me daba, me limitaba en caricias, en besos en formas de amar, mientras que en otro puerto usted lo entregaba todo.

No,
ahora no me pida que vuelva a ser la misma,
no me pida que lo bese y lo toque para levantar su ánimo,
mis labios están cansados,
mis piernas dejaron de esperarlo y ahora solo quiero que llegue otro y me de lo que usted desde hace tiempo me ha negado. 

Usted,
que me creyó segura, 
se olvidó que el infierno soy yo, 
que ardo porque así es mi naturaleza,
que siempre he sido como un volcán que está a punto de explotar, 
se olvidó cómo calmar mis ansias,
cómo llenarme de besos y calmarme el alma.

No,
en este punto de mi vida no me sentiré culpable por ser de otro, cuando fue usted quien dejó de mirarme a los ojos,
de rozar con sus yemas mi piel desnuda,
de ser pícaro e incitarme a pecar,
se olvidó de todo lo que antes me hacía explotar como un volcán;
se olvidó o simplemente pensó que no habría hombre que pudiera ser su rival. 

Usted pensó que por ser su mujer no le dejaría de amar, usted pensó que no le sería infiel, ahora comprende que siempre se termina pagando con la misma moneda.

No se asombre de mis acciones, tuve al mejor maestro, fuí su mejor aprendiz.

Pero a diferencia de usted yo no viviré en el engaño y la mentira, no jugaré al matrimonio perfecto, hoy me voy de su vida para ser feliz con mi compañía, para disfrutar la vida, para sonreír y porque no para entregarme al placer de vivir.

Hoy le digo, Usted me descuido y se equivocó.

Usted me perdió.

Olvido.