En versos te pienso y con tu mirada, eufórica me encuentro.
Tus letras succionan mi mente, hacia una utopía incoherente
en donde tú y yo somos los únicos regentes.
Mi silencio y oscuridad me presentó destellos fractales.
La pasión y gloria, me llamaron con palabras invisibles y claras.
Las remembranzas curativas de una mariposa blanca moribunda,
me susurraron la encarnación al magnetismo milagroso.
Por siglos he imaginado tu sabor y tu nombre,
unidos por el destino lúgubre y de una vida imposible.
Sonrisa y corazón palpitante que estremece el interior.
Del templo mental al sagrado palacio espiritual.
Entre velas e inciensos invocamos la infinita energía divina.
Cálidos amaneceres de otoño, sol y fragancias gentiles.
La Iluminación nos desaprende, despojando el apego al ego,
aceptando el filtro del afecto, de todo aquello que hace nos vibrar.
Y en las alineaciones altas de esencias verdaderas que habitan milagros,
gratitud y energías de sensación pura, una universal, nos une.
Besarte me lleva a la dulce muerte de sucumbir a tu energía
influyente para después compartir cuerpo y mentes.
Regresa atrás el viento y con una caricia de tu cuerpo despierto,
mi alma te buscara en la fría eternidad hasta el fin de los tiempos.