Emmanuel Tor.

El veneno de la soledad.

Con frecuencia, noches como esta la soledad mi mente envenena y desentierra algunos recuerdos, miedos y ansiedades. 

En los adentros de la noche, huir quiero del mundano ruido. 

Escapó.. auxilio!, Despierten todos, tengo miedo. 

Camino por toda la casa fumando y tomando café a la espera del amanecer. No quiero regresar al sendero de la resignación y usar la soberbia como arma para no morir abatido por la depresión.

Cómo la sed se anuncia lo negro de la noche, noche que araña mi alma y apuñala mi ser.

Mis lágrimas apuñalan la almohada imaginando mi imposible sereno descanso.

Prisionero de mi apatía, nada cura está misantropia. Hoy Tampoco hay planes para salir, los demás descansan de mi. 

Libertad tuve para decidir pero de las consecuencias hoy pago mi condena, pido paciencia para la sentencia de está escandalosa consciencia.