MIGUEL CARLOS VILLAR

Depri

Te levantas temprano con intenciones de aprovechar el día lo mejor posible: recuperar los, a conciencia, dejados quehaceres desde hace tiempo en capilla; darte tu largo paseo matutino para echar al viento olvidados sueños y a la vuelta desayunar decapitando las noticias del periódico y…. manos a la obra….pero, la depresión atmosférica anunciada en el telediario, que ayer se encontraba en las costas de Irlanda, hoy la tengo de cortina en mi patio. Ni que decir tiene que…., ¿todos los planes?! >>>> ¡pasados por agua! También fuera. Ha empezado a llover. Acabo de desayunar, la letra pequeña del periódico va cayendo desmoronada cubriendo las cabeceras….y….ahora ¿qué? Pasar la aspiradora ¡bah!, poner la lavadora ¡bah!, planchar ¡bah!, y una retahíla de más ¡bah’s!

Estoy pensando como no permitir que las bajas presiones traspasen mis ventanas y se hagan cargo de mí. No se me ocurre otra cosa que poner como parapeto una música triste que contrarreste el grislluvioso que amenaza meterse en casa y en mi ánimo. Busco en Spotify las sinfonías de Gustav Mahler (las nueve) para después meter mi cabeza en la novela que me regaló Remo por mi cumple (Kafka En La Orilla de Haruki Murakami).