Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.
Julio Cortázar
para…Aída
Desde siempre lo sé y lo confieso
que has sido desde siempre mi sustento
porque el amor…por ti…ya va en aumento
y por él (tú lo sabes) estoy preso.
En estos versos consonantes ¡te lo grito…!
que el silvestre momento me redime
¿y si n o es así –entonces dime-?
Por qué tu nombre en silencio lo repito.
Siempre reprimí mi soledad como una sombra
como una hoja apartada por el viento
-pero llegaste tú- y hasta el lamento
que ahogaba mi sentir. Ahora te nombra.
Fue triste mi camino…¡no fui amado!
Cuantos hoyancos cruce y algún abismo
-en pie estoy- (y no hay un sismo)
que vuelva ruinas lo que he levantado.