En el suave vaivén de mis sueños,
te soñaba en el éxtasis de deseo,
entre sábanas blancas como nubes de algodón,
y pétalos de rosas entonan una canción.
En la primavera, cuando florece el amor,
las caricias danzan con el viento en su esplendor,
y nuestras pieles se encuentran en un ritual,
fuego que arde, una danza sensual.
Tus manos y las mías, una sinfonía ardiente,
recorriendo cada rincón, explorando el presente,
bajo el manto del éxtasis, sin tiempo ni lugar,
el sudor de nuestro cuerpo se confunde con el mar.
En el néctar de tus labios, la miel se desborda,
y en el calor de tus besos, mi alma se ahoga,
juntos en un universo de sensaciones intensas,
En esta pasión que nos consume y nos embriaga,
somos un verso prohibido, poesía que no se apaga,
y en cada instante compartido, el deseo se eleva,
en un vaivén de pasiones, nuestra entrega se renueva.
En cada caricia, un suspiro escapa,
las manos se pierden por valles y colinas,
tu piel, mi templo, tus labios, mi mapa,
en el éxtasis del amor, no hay más leyes divinas.
El tiempo se detiene en este rincón secreto,
donde el deseo se vuelve fuego encendido,
somos dos almas fundiéndose en un soneto,
un poema erótico, en la piel escrito.