Les llegó la adolescencia
a dos almas que se amaban
y aunque siempre lo ocultaban
se miraban, con frecuencia.
Pero no decían nada,
porque solo se miraban.
Recuerdo aquellos momentos
cargados de sentimientos
y sus labios, muy sedientos,
sus amores se callaban.
Pero no decían nada,
porque solo se miraban.
Las miradas con ternuras
en aquellas dos criaturas
eran miel, eran dulzuras,
que de lejos se besaban.
Pero no decían nada,
porque solo se miraban.
Y a la sombra de castaños
con arbustos aledaños
se pasaron dos, tres años,
con sonrisas en sus caras.
Pero no decían nada,
porque solo se miraban.
¡Qué bonito es el paisaje,
que con mi recuerdo traje!
Con su madre fue de viaje
¡Y murió en él la esperanza!
Pero no decían nada,
porque solo se miraban.
Con el tiempo y su regreso
les volvió aquel embeleso
y se dieron tierno beso
en la noche espesa y larga.
Pero ya no supe nada,
por ser noche, no miraba.