Anda por mi sangre un lobo estepario; en las horas muertas me habita y me busca para desangrarme cuando en mi debilidad me hundo dentro del mismo pozo que me vacía de su agua... le combato con la soledad de su silencio que me aulla en medio del pecho; con el pulsar de mi vientre cuando hierve y con esa rabia suya que no me destruye, aunque la piel me la recorra su aliento con el dolor de la memoria... No me escondo; voy en busca de este lobo que hambriento da conmigo, y yo hurgo en su mirada fijamente, frente a frente, preguntándole el por qué de su tesón, de sus garras... por qué si no me resisto, en sus respuestas mudas suena más dolor que el de los desgarros de sus dientes de sable... muérdeme si quieres, le digo, lo que amo no lo atraviesa ninguna flecha, ni la noche, ni lo que no se mira... no me voy a desangrar, no me voy a derrumbar... ME SUJETARÉ con lo que habita mi sangre hasta mi último aliento.
Yamel Murillo
Y a aullar, se enseñó©
Estertores©
D.R. 2021