Te habito...
en la eternidad de tu alma,
en los sonidos del mar
y las melodías de la lluvia,
en el beso, en los suspiros,
en instantes de bravía calma,
en el anhelo policromático
de hacernos infinitos
en el lienzo del tiempo,
en esta simbiosis de almas
que se forjó en el tiempo
y entrelazó nuestro camino,
en las rutas antiguas
y en las sendas nuevas
que conjugó nuestro destino.
En tus noches silentes
y en el estruendo ámbar
de tus alboradas,
en la sonrisa cálida
que ilumina tu rostro
cuando mi existencia evocas,
en el aleteo pasional
que recorre tus sendas
bajo el beso de plenilunio.