Yo, que nunca creyera
Que existiera, comprendí,
Al verla, por vez primera,
Que era cierta la quimera,
Que en el fondo presentí.
Como sueño que amanece
De nocturnas tempestades,
Con el alba se aparece,
Y ya siempre permanece
Sin brumas, sin veleidades.
La sabia naturaleza
En su ser, ha concentrado,
Una espléndida belleza,
Un portento de grandeza,
Un dejar maravillado.
Su dichosa ingenuidad,
La grandeza de su alma,
Su armoniosa dignidad,
Su don, su espontaneidad
Su placidez y su calma.
La su voz es melodía,
De un sonido singular,
Su grandiosa simpatía,
Es la impensable utopía,
Que no logré imaginar.
Ella, es el sueño increíble
De alcanzar, por lo lejano
Ser su amor, es imposible
Ni pretender, comprensible
De su amistad, el regalo.
Ella, es toda una hermosura
Ella es de amor, un poema,
Ella es bella, ella es locura,
Ella, es la loca aventura,
De tan tremendo dilema.
Ella es ella, y nada queda
Con que poder comparar,
Ni con nada que se pueda,
Ni que se pueda, con nada,
Ser lo mismo, o ser igual.
Ya me rindo, pues presiento,
Que no podré conseguir,
El plasmar mi pensamiento,
Ni la admiración que siento
Por ella, y por su existir.