Fue una larga travesía de gemidos,
un encuentro de arrebatos,
un trayecto de quejidos…
convertidos en lujuria desmedida,
desbordados sobre sabanas nevadas,
apurando los impulsos libertinos…
de esa tarde de impudicia.
Una lucha de dos almas fascinadas,
falsamente enamoradas,
extasiadas y nerviosas…
en total consentimiento,
atraídas sin mesura ni pudor,
abrigadas por las ganas incumbidas
y el deseo exagerado…
al extremo inesperado
de un aullido de pasión.
La experiencia más osada
de un encuentro clandestino.
Son dos cuerpos impetuosos
liberando la batalla de sudor y frenesí.
Una guerra de caricias impulsivas en total indiscreción.
Un encuentro lapidario que acabó en consunción,
apegado al extremo más agudo del cansancio,
recostado sobre un mar de dulce calma…
en total debilidad y agotamiento,
en un mundo de silencios extenuados,
en un lecho de suspiros…casi exhaustos.
Ahí acabamos consumidos,
arrimados al colapso de estas ansias.
Más, sin embargo,
a pesar de sentir desfallecer,
desde ahí pude notar…
la complacencia moribunda en tu mirar,
tu caricia derrotada sujetada de mi mano,
tu sonrisa derretirse con la mía.
De seguro y después de corto tiempo...
volveremos a vivir las mismas ganas...otra vez.
Fue una larga travesía…