Me Quedo Aquí X
No pertenezco al Olimpo,
ni a esos dioses místicos,
ni a Hefesto, ni a Hera,
ni a Atenea, ni a Apolo,
sino al único Dios,
el que vive y es,
el que manda y yo obedezco,
me quedo aquí,
pues, esté es mi inhóspito lugar,
al que le concedo a mi alma,
pero, yo no vivo,
sino que la muerte es más poderosa que la vida,
cuando la muerte es más larga que la vida,
no hay tiempo ni vida,
sólo la muerte nos gobierna,
la luz del alma se va lejos,
cuando ocurre el silencio,
y más es como poder ser incierta,
la vida y la muerte es más certera,
cuando en el ocaso frío,
se desvive la noche fría,
cuando me das ¡oh, vida!, la muerte,
la muerte más eficaz,
más impetuosa,
pero, más caudalosa,
cuando el alma está cuesta arriba,
y sin saber que no tiene luz está en plena oscuridad,
me quedo aquí,
es como derribar el alma,
es como pertenecer a la comarca de luces,
desiertas e eficaces,
como el mismo tormento en abrigar las pasiones,
pero, la muerte si al fin y al cabo le gana,
hasta a Dios,
y que es vida y no muerte,
el que es luz y no oscuridad,
el que da la vida y la arrebata,
y sí, creo más en el descanso y en la paz eterna,
cuando la muerte no hay quién le gane,
pues, en la muerte estamos solos,
con nuestro pecados y culpas,
con nuestro cuerpo sin mente,
sin a quién culpar o a quién maldecir,
cuando ocurre el desastre,
de convivir con una gran muerte,
que nos dice ¨ven aquí¨,
y qué crees que no les puedes decir que no,
porque cuando te llega la hora,
la hora es que es,
no hay certeza de vivir,
ni tiempo que maldecir,
cuando por morir nos queda el tiempo,
y más en el ocaso frío,
de decir que la muerte es rica,
pues, descansamos en la paz,
la que nunca tuvimos en vida,
cuando se siente y se percibe,
la herida en el mismo cuerpo,
me quedo aquí,
pues, ¿es éste mi lugar o sitio?,
cuando en el albergue del corazón,
y se atemoriza de un espanto seguro,
cuando se atormenta la razón,
y dentro del alma sin luz,
se siente como un dios,
pero, del Olimpo,
sin decir que los dioses son luz,
cuando se aterra el desconcierto,
frío y violador,
de una manera sin permisos,
ni autorización,
y sin derecho conyugal pertenece,
al alma sin luz,
al cuerpo sin almas,
y sin buscar el cometido de luces,
que envenenen al alma,
y le diga al alma ¨ya llegó tu hora¨,
si el cuerpo no tiene alma,
por qué responder a un desahucio,
o a un suicidio automatizado de espantos,
porque cuando ocurra lo peor,
no será el alma que te diga ¨ven aquí¨,
sino la muerte a la que llamas,
buscas y que quizás te encuentre,
pero, éste es mi lugar y mi sitio,
el que escogí para vivir,
cuando nací y crecí en el mismo lugar,
cuando quedo a la deriva,
de creer que los dioses del Olimpo,
cometen el mismo tiritar de fríos,
cuando no son dioses,
sino del Olimpo son,
mitología y tan místicos,
como el mismo misterio frío,
que encierra el deseo en envenenar el alma,
pero, en el cuerpo de un dios,
que no sabe a nada,
sino de un sólo derrumbe: la mente,
y la mente como se da, nace y se hace,
no somos neonatos amamantados,
sin mente y poder decir que ¨no quiero esa leche¨,
sino que la tienes que mamar, sí,
y sin pedir disculpas,
naces y te tiran hacia el vacío,
y sin consecuencias,
de obtener una luz a ciegas,
me quedo aquí,
pues, éste es mi lugar,
el que la vida eligió,
y la muerte busca,
para entregar el alma,
cuando la muerte me dice ¨ven aquí¨,
y yo sin poder penar ni imaginar,
y sin poder decir que ¨no¨,
me lleva hacia la eternidad,
la misma que me ha buscado toda la vida,
y sin poder decir que tengo que ver un ¨predator¨,
o un chupacabras o un extraterrestre,
o a un vampiro,
para que sustraiga toda sangre,
y que muera al fin y al cabo,
después de toda una vida vivida,
y quede por fin en la muerte segura,
de obtener la certeza,
de poder morir,
después de vivir una vida,
pero, regresan los dioses del Olimpo,
y me dice la mitología,
que ¨mueven terremotos, o son dioses del fuego, del arco o flecha o de la inteligencia¨,
pero, en realidad son sólo místicos,
si sólo existe un Dios,
y que tal vez sea como el mismo principio,
terminar al fin y al cabo,
como Adán y Eva…
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez
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