Pensamientos que nacen silenciados
y con rabia simulan obediencia,
es temor a furiosos sin decencia
que someten al débil con dictados.
Por hablar con verdades ser callados
o sufrir las mentiras con paciencia,
el silencio es la triste consecuencia
de los miedos en labios censurados.
Recitarle a un oído sensaciones
y abrazar la belleza que se ofrece
sin los ruidos que causan confusión.
La palabra que fluye sin cesiones
con firmeza y razones resplandece
ofreciendo al que grita comprensión.