La noche entró en la sala
arrastrando el silencio
a pasos lentos...
Los sueños son tan sigilosos
que una herida sangrando se oiría.
Rueda en ese momento
una palabra insólita,
caída como una hoja de otoño...
Pensamientos suaves
tocan mi frente adolorida
con sus manos frescas, ¡mmm!...
¿Por qué los tormentos misteriosos
los rostros palidecen dulcemente?
Tus ojos me parecen
dos estelas de luz
entre la sombra
y hay en mí alma
una gran emoción
si en mí los fijas bien;
pero si los bajas,
siento como si fuera
a florecer en la alfombra.