ZMRS

**~Novela Corta - Ente Asexual - Parte I~**

Rigo fue siempre un joven inteligente. Y su forma de ser siempre lo incriminó en ser sólo un joven homosexual si la gente siempre lo tildó en habladurías en el vecindario. Y su insistencia sólo lo llevó por el cruel camino en ser un ente asexual, pero, la gente siempre lo incrimina por su forma de ser como un joven con la orientación o inclinación hacia la homosexualidad. Y la gente homofóbica siempre habló de forma despectiva de Rigo. Cuando en lo más impetuoso de un sólo todo se vio como el delirio frío o como el depósito de un ente sobre su máxima orientación sexual, en ser un ente asexual y para la sociedad. Rigo siempre fue un buen joven, retraído y muy buen compañero, pero, su insistente soledad lo embargó en un silencio, pero, tan inocuo. Rigo, siempre fue y será como la insolvente inteligencia, y con un ritmo en su vida como la de obtener una riqueza en su orientación sexual y era en ser un ente asexual. Rigo en su insistente cofradía de altruismo hacia los más débiles de la naturaleza humana, va en busca de un paso a paso hacia lo más alto del mundo, y en ser un piadoso humanitario. Rigo no ama como todo el mundo, sino que su orientación sexual va más allá de la vida, del amor y de la pasión por un hombre hacia una mujer. Rigo se fue por donde se halla lo que más ama a su vida de altruista, a su fe y a su cofradía religiosa de un piadoso humanitario. Rigo sólo pide paz y conseguir que su camino y que su destino fuera bello como Rigo así lo esperó. Rigo en el trance de su crecimiento y de su orientación sexual, sólo se debió de creer en el súbito instante por haber tomado en el aire o el desaire creyendo que el juego entre la habladurías y chismes y dimes y diretes de los vecinos corría en ser como rumor que se infla cada vez más alto. Y Rigo se fue de un momento y se fue de un lado a otro, esperando escapar del mal momento y que entre risas se siente como tan delicado es el rumor de alguna persona sin decencia, sin escrúpulos, sin educación y más sin integridad por dar una sola salida hacia el rumor que ya casi explota y casi por implotar el interior de Rigo se siente esa mujer chismosa feliz. Rigo un jovenzuelo de esos que no le tiene ni la menor importancia de creer en el amor, sino que no le importa el sexo de nadie si es hombre o mujer, sino que no le interesa nadie. El amor de Rigo se comprometió en amar lo que nunca, a un amor pasional y ése era a él mismo. Rigo se recuperó en amar lo que nunca con la fuerza en espelunca de un corazón amando a fuerza y a espada y en delirio de un mal inconsecuente cuando en el alma devastó la fuerza y más que eso en el instinto en poder creer en el delirio delirante en dar una sola verdad en amar en soledad si era un ente asexual. Sí, un ente asexual, amando lo que más quiso, Rigo, se entregó en cuerpo y alma a amar lo que más quiso converger. Cuando en el desquicio y en resquicio de su corto, pero, largo amor, quedó como el instinto frío y con el amor a cuestas de la fría verdad. Cuando Rigo sabe que el deseo en amar quedó por siempre en el sentido dormido de su propio sexo asexual. Y Rigo se vio intransigente e indeleble como el mismo tormento de dar una sola señal. Y Rigo se fue del rumbo incierto, y se sintió sin contemplación alguna, sin amor ni pasión en vehemencia carnal, sino con un amor asexual. Y casi en el instinto, se cuece de verdad efímera cuando se siente como el desafío o como el frío de un mar sosegado de espanto incoloro y sin sal, y Rigo se percibe como trance indeleble de creer en el ocaso o en el invento de dar una sola señal por amor y por amar a su solo corazón, pero, siendo un ente asexual. Rigo en su sentido humanitario sirve como un altruista o como un filántropo de la vida y de la corta existencia en poder ayudar a sus semejantes. Y Rigo se vio como impotente e inocuo, pero, en el alma y en su corazón un sólo amor y fue sentir su amor asexualmente y no sentir ni querer amar a nadie como hombre o mujer en su intimidad y vida privada. Rigo, percibe nadar en profundo cuando en el afán de creer en el ocaso de ese día se vio como la fuente de dar una comitiva como en el interior un sólo dolor como el de un amor en la amarga soledad. Y es un ente asexual, el cual, cree en el alma renacer desde el principio en amarse a sí mismo y no entregar a nadie su corazoncito que siente y padece. Y en contra de todo y como todo se siente como se percibe y en el dolor una magia incandescente y como un fuego que quema con dolor y con furia autónoma. Cuando Rigo se siente como el suave desenlace frío de sentir el coraje de creer en su alma, y en su cometido. Y en un sólo momento se vio y tan frío como la misma nieve. Porque cuando en el alma de Rigo se vio como mortífero fue el espanto frío en la piel. Si Rigo fue un jovenzuelo de sueños eternos, cuando en su afán de creer en su piel y más como un ente asexual, al cual, no le interesa más nada que amar lo que quería, y era ser filántropo en la iglesia donde él es asiduo como feligrés. Cuando en el altercado frío y en el invierno frío, se vio Rigo como un transeúnte de esos en que sólo llega como lega en el alma. Si en el desierto frío se vio como tormento en el mismo cielo y como un hielo entre las manos saber que el desafío es incierto. Cuando en el alma de Rigo, se vio mortífero como letal, cuando en el afán de vanagloria, y de un sólo altruismo se vio Rigo con debate desde su pobre alma desde que siente la calma y como un sólo desafío. Y, Rigo, como se siente en la calma, se vio fríamente indeleble queriendo amarrar la osadía de un nuevo rumbo hacia un propio destino. Y, Rigo, como un transeúnte divagando en el tiempo y más en el camino perdido de la soledad se vio Rigo como mortífero, porque en el afán de las habladurías de la gente sólo lo tenía pensando en lo que cree la gente de él. Y, Rigo, imaginando lo peor, pues, en el tiempo y más en el ocaso muerto del día, se vio Rigo comiendo lo mejor de la vida un sólo manjar. Y mientras se alimenta Rigo, se siente como lo mejor del mundo, y sí, que lo era, si era un joven de esos buenos de corazón. Y, Rigo, sólo cree en el afán de amar a la filantropía, pero, con el temor en ser lo peor, un desértico y en una mala sociedad poder vivir.  Rigo se vio letal y con un mortal desenlace cuando en el desierto de su vida y de su existencia creyó en ser lo peor, peor, era, sí, lo mejor. Y Rigo como ente asexual se vio fríamente indeleble como el tiempo o como el reflejo de creer en el mismo espejo de su triste alma. Y, Rigo, como el mismo dolor de cabeza se vio álgidamente como el mismo frío o como la misma pena, en que se ve como el mismo desenlace fatal de creer que era un ente asexual, pero, sin ser homosexual. Rigo no desea amar ni apasionadamente ni vehementemente como un joven heterosexual, sino que es un ente asexual el que lo lleva por el paraíso trascendental de no querer amar a nadie con amor en el corazón. Y Rigo se siente como el deseo o como el desenfreno frío de un total veneno en el alma quedar barrer en el camino una sola ansiedad fría. Y Rigo quedó como el pernoctar la vida en el cielo o en el desierto mágico. Cuando en el alma y en el sosiego constante de creer en el embate de dar una sola verdad, quedó Rigo como una humareda que sopla en el olfato dejando un dolor terrible cuando las habladurías de la gente socavó muy dentro del ser de éste jovenzuelo de nombre Rigo. Y quedó Rigo como el peor de los jóvenes cuando la habladuría de la gente hirió profundamente a sus solos pensamientos. Y su sentir sólo fue como el mismo imperio de presentir lo que conllevó una sola salida, cuando en el alma quedó como el mismo instinto sosegado. Y como el deseo se entreteje en el mal delirio socavó en el alma de Rigo, si creó un sólo mal artefacto de dar una sola salvedad en discernir en la sola verdad y en su sola certeza de dar con el alma un sólo querer y era amar a su propio ego sin sentir la presencia del odio. Y, Rigo, quedó como un desierto frío cuando en el imperio sosegado quedó como la habladuría de la gente cuando en el alma se enfría como el dolor mismo. Cuando ocurre el desastre de escuchar en esas malas habladurías de ver el trance perfecto de dar una sola insistencia en poder creer en el alma a ciegas. Si en el alma de Rigo se intensificó como un mal y como un desastre de creer en la hoguera fría cuando la llama de esa hoguera opacó en el cielo un sólo mal percance. Y, Rigo, como el mismo dolor desde su pecho y de sus solas entrañas se perfiló un sólo mal deseo de amar a su solo corazón y sin pareja alguna. Cuando Rigo se ve indecoroso, insípido, e inestable, si se vio fríamente abatido por la espera inesperada de creer en el suburbio automatizado. Y en esperar por el tiempo y por el ocaso vivo se vio como mortífera es el alma, y tan desértica fue como el mismo universo. Y Rigo en el mal tiempo, y en el mal percance se vio como letal es la vida misma. Y como un ente asexual, así fue el desastre de dar con el amor un sólo deseo en el mismo coraje del corazón. Y Rigo como ente asexual de su propia vida y de su existencia, sólo logró lo que nunca, cuidar de los seres de bajos recursos con su filantropía y altruismo, pero, su vida personal se vio fríamente indeleble, con huellas firmes, pero, muy atroces de la vida y de su pobre existir. La gente hablando de Rigo, y Rigo casi por explotar en la habladurías de la gente creyendo que era Rigo un ente homosexual. Y, no, no, no, no, no era homosexual sino un ente asexual, no quería ni le interesa nadie. Si al amor, lo lleva en el alma y más en su propio coraje en el mismo corazón. Y Rigo, insípido, retraído y muy compungido, sólo se siente como órbita lunar atrapando a un sólo lugar, a su insistente corazón, un lugar inhóspito, pero, tan real y con un sólo latir. Cuando en el alma de Rigo, se vio intransigente fue cuando se vio incoloro, por el tiempo y más por el ocaso inerte de proseguir un sólo rumbo y una sola dirección. Cuando en el embate de dar una sola verdad se vio mortífero e irreal, pero, indeleble como las mismas huellas en que su camino dejó como paso firme. Y, Rigo, se vio mortífero y muy real como de costumbre, cuando en su alma se edificó como una huella imborrable, la cual, no se pierde en el trance de la vida si es correcta y buena huella. Y, Rigo, con sus obras majestuosas de altruismo y filantropía, cuando en su mundo, sólo en su mundo, se vio real como en buena dirección y con un sólo debate de creer en el alma con una sola verdad fría. Y, Rigo, cuando entre las habladurías de la gente, sólo Rigo, comenzó a ser y a creerse en un ente asexual, cuando en realidad que no ama a nadie, ni quiere a nadie, ni desea a ningún de los dos sexos de ésta vida. Si, Rigo, comenzó a decaer en el trance de la verdad, se vio letal como una daga en el pecho, en dirección hacia el mismo coraje del corazón. Y se vio como el trance de la verdad, y como una sola verdad, en que se dedicó en cuerpo y alma al altruismo y a la filantropía, en que se cuece el alma de averno, cuando las habladurías de la gente son como daga en el corazón, sin saber que duele más el que dirán que la verdad. Y Rigo le dolía, que lo mirasen como homosexual, cuando sólo era un ente asexual. Y Rigo, en el mundo de la gente, si prefería un mundo con clase y aparte. Cuando Rigo, se vio como un ente asexual, destrozando a la vida y más que eso en el cometido de luces veraniegas otro ente asexual, el cual, era él mismo, y como un suburbio automatizado de esperas inconclusas de una sola exasperación. Si, Rigo, se vio como un transeúnte pernoctando en el desierto frío y solitario. Cuando se edificó el comienzo de atraer el desastre de creer en el silencio automatizado, sí, cuando ocurre el desafío. Y de un momento frío como el desierto imaginario se convirtió en un sólo desafío friolero como el destierro en un frío camino. Cuando, Rigo se vio como un transeúnte indeleble pernoctando en un desierto y sin gente, la cual, se intensificó más en cuanto a habladurías adyacentes y continuas a la vida de Rigo. Si cuando ocurrió el desastre dejó de creer en el alma una sola verdad y se convirtió en una sola esencia y una sola presencia. Cuando en el alma y en el cuerpo, se edificó su cometido en ser un filántropo y un altruista, como un desastre de convenio frío. Cuando en el aire sosegado de templo y de iras adyacentes, se vio Rigo como el desastre de creer en lo imposible de dar con la verdad impoluta en ser un ente asexual. Cuando en el instante, Rigo, se vio atormentado y frío como el mismo desierto frío de creer en el embate de dar una conmísera verdad, se sintió como el mismo descifrar de una noche en cuestión de pensar o imaginar de que su vida había tomado un rumbo incierto y con una sola dirección. Porque cuando en el alma de Rigo, se vio atormentado fue el delirio frío si se convirtió en un sólo desafío, cuando en la insistencia de creer en el altercado frío entre la habladuría y la verdad impoluta se fue como el desafío descifrando el cometido por ser sólo un ente asexual. Cuando en el alma de Rigo se fue de la vida como el desafío inerte e inmóvil como el nuevo frío en la piel, destrozando el venidero instante de creer en el ente asexual, como algo natural en sentir lo innato de vivir como un ente asexual sin ser homosexual. Cuando el alma de Rigo se vio intransigente como el mismo delirio descifrando lo acometido de ver el cielo como el mismo suelo por donde va paseando sus huellas imborrables. Y ese mismo suelo por donde se pasea el mismo instante en que se cree en el desierto friolero, se vio Rigo como pernoctando en el mismo suelo por donde se pasea el veloz viento como la vida por vivir. Y el tiempo, ¡ay, del tiempo frío!, cuando ocurre el desenfreno frío de creer en el tiempo apaciguado, en calma, y no en tempestad, cuando en el alma de Rigo, se siente como el desenlace frío y fatal de creer en el alma filantrópica y altruista para poder vivir en paz y por ser un buen ente. Y Rigo, era un ente asexual, el cual, ocurrió su vida en habladurías de la gente por que en realidad que Rigo, no tenía ni se conocía pareja alguna, sino que su orientación sexual era un ser como un ente asexual, al cual, no le interesa nada ni a nadie. Cuando en el tiempo, y más en el ocaso muerto de ver en el cielo a todo un sol, se convierte en lluvia el cielo como las lágrimas en los ojos de Rigo. Cuando en un instante se vio frío y tan frígido como el mismo sol, que le da y brinda toda luz. Cuando en el momento y en el desenlace fatal se vio como se miró y se observó cuando en el trance de la verdad el ente asexual, se le creó a toda vida homosexual con las habladurías de la gente. Cuando en el instante se edificó la muerte del alma de Rigo, cuando en la humareda de un humo como dejando una silueta se intensificó la muerte del alma de Rigo, cuando en el alma de Rigo se vio friolera como la lluvia o como la misma tempestad en el mismo cielo o en el mismo suelo por donde deja Rigo las huellas más indelebles. Cuando en el trance de la verdad impoluta, se vio Rigo como el trance perfecto, de dar una sola salvación, cuando en el instante se vio como el reflejo en el espejo de su rostro como un ser bueno, apaciguado, templado, sosegado, pero, en el afán de creer en el alma efímera cuando ocurre el desastre de una sola salvación. Porque cuando en el alma ciega de Rigo, se vio efímera como real, y como un delirio desafiante y un casi un delirio eficaz en el alma llena de ceguera, cuando en su afán de escuchar las habladurías no era ciego sino que escucha y muy bien. Y Rigo en el atrevimiento de su corta existencia así fue su vida. Cuando en el afán de creer en el comienzo con una sola verdad, si ya su vida era de gran magnitud, que creció espiritualmente y como un hombre, su alma fue luz, y su camino un buen destino, cuando su vida se convirtió en un filántropo y un gran altruista edificando su economía, y más su vida como un gran magnate de la vida y de las huellas indelebles que formó edificando su vida, su existencia, y su más caluroso camino, en el cual, se tornó como un buen camino. Y la gran existencia de la furia de Rigo, se vio como el desastre de creer en su corta vida y su existir y como un ente asexual. Y quedó la vida de Rigo como si fuera un sacerdote, o un monje de la esclavitud y de su magnitud edificando en su cometido, de creer en la fuerza inerte e inmóvil, como en el desenlace fatal en dar una sola verdad impoluta. Cuando en el trance de la verdad en poder creer en el desperfecto de la vida de Rigo, se vio como la fatalidad inerte e inmóvil como la verdad. Y la vida de Rigo, se vio como la certeza, como la fría verdad, y como la fría voluntad de un friolero sol. Y tan frígido es el sol, que quedó como el desenlace fatal, cuando quedó Rigo, como un ente asexual, cuando con las habladurías de la gente se vio como un ente asexual y sin poder amar a uno de los grandes sexos que existen en el mundo. Si Rigo, fue y siempre será como un buen jovenzuelo, de vida pudiente, siendo un magnate y un filántropo y siendo un gran altruista. Cuando en el afán de creer en el alma de Rigo, se fue su alma en derredor, en calumnias y habladurías de la gente, cuando en el combate de su vida y de su existencia se vio como tan real y tan conmísero como la misma verdad impoluta de creer en el alma de Rigo una verdad y tan fría como el destino frío en que sólo pasea por donde dejó huellas indelebles, las cuales, se aferró al deseo y a la vida como un filántropo y altruista y siendo un gran y rico magnate y creció como la espuma. Y la vida de Rigo, fue y siempre será como el mismo imperio sosegado de creer en el trance perfecto de dar una sola imperfección cuando en el albergue del corazón sólo se edificó como el delirio desafiante de creer en el combate inerte y cruel de dar una sola perfección cuando su afán de jovenzuelo sólo se edificó como el mismo frío tormento. Si Rigo, se vio mortífero como letal y como un desafío inmortal de creer en el trance perfecto de dar una sola señal letal como la daga en el pecho. Si Rigo se fue del ritmo de la vida y hasta se fue de la vida misma cuando en la insistente verdad se fue como el desastre de creer en la vida de Rigo. Y Rigo en la iglesia petrificando la osadía en ser un rico magnate, cuando en su afán de filantropía y altruismo se dedicó en cuerpo y alma a realizar labores de caridad, cuando en el deseo y en el juego de la vida se vio como un rico magnate realizando un sólo altruismo que le dejó más riquezas en sus finanzas. Y si fue como el correr del tiempo, y fue más y más que eso cuando se tornó exasperadamente como el deseo y como el principio de la verdad impoluta cuando ocurrió el desastre y el desenlace fatal de creer que su vida no acaba en bien. Y la vida de Rigo, quedó por siempre en decadencias frías de automatizar la espera y tan inesperada de creer en la penumbra y en la sombra adquiriendo la fuerza automatizada de un sólo espanto seguro en dar la plenitud segura de ser un rico magnate filántropo y altruista. Si sólo era como un trance perfecto cuando sólo en la vida de Rigo, se vio creyendo de que su vida era sólo un ente asexual y sin ser homosexual y sin amar al sexo homogéneo. Y, Rigo, sólo era un ente asexual, cuando en el desierto efímero se vio como una sola persona asexual, sin querer ni amar a nadie. Sólo que su destino era como era, y es y como es, un sólo ente asexual, en que comienza a superlativo a su alma desértica, cuando ocurre el desastre de envenenar la conmísera alma dejando una huella imborrable en el destino y en el camino frío. Y se edificó la comarca dejando huella imborrable, destrozando a la vida de Rigo, cuando ocurre el trance perfecto de creer en el alma de Rigo, como un rico magnate dejando su cuerpo y su esencia como una filantropía y un sólo altruismo. Si el ente asexual llamado Rigo, se fue con la vida, y del instinto eficaz, cuando se tornó exasperadamente inocuo, pero, muy mortal como letal la daga en el mismo pecho. Cuando en el perfecto momento se debate en una ira trascendental y tan efímera como una verdad en la fría soledad, cuando se enaltece la frialdad y siendo tan friolero el camino y el destino sólo se aterró la vida hacia el mismo averno. Y, Rigo, como la pira encendida de ese cálido averno, sólo se identificó como el rico magnate, que guarda en sus entrañas frías la filantropía y el altruismo. Si, sólo Rigo, se enalteció su forma de creer en la pureza de la verdad impoluta. Porque cuando, al fin y al cabo, se entristeció por tanto y por todo, sólo su esencia y presencia, se vio fría como el mismo hielo. Si cuando Rigo en el recelo de la poca existencia, se vio frígido como en la sola locura de creer que las habladurías de la gente sólo llevan a Rigo al desierto frío e intransigente. Si, cuando en el ocaso frío, y desértico, quedó tan errático como poder en ser como el desastre de creer en el alma solitaria y, así fue, si fue como sucumbir en un sólo trance perfecto de esa alma sin decadencia. Si la vida de Rigo, fue trascendental como tan real, como una verdad en querer ayudar a los demás en un sólo mal tiempo, en que la pobreza se reza por la débil esperanza. Y así era Rigo, como un rico magnate de filantropía y altruismo, eficaz como el mismo tormento y como la terrible y cruel tempestad. Cuando Rigo se entristeció por todo y por tanto en que se cuece el alma de desconciertos fríos. Si, Rigo en el camino frío, y tan pedregoso, se vio como lo más terrible de los muertos, acaeciendo en un sólo horro, y sin la libertad que le espera como se merece Rigo. Y, Rigo, en la penumbra de la sombra en soledad, y Rigo en el desierto frío sólo yace en el fuego y en el lodo de una aventura que quedó en la tortura de creer en que su alma sólo se fue de rumbo y sin una dirección fija. Porque cuando en el altercado frío de Rigo, se sintió como un desastre efímero y tan irreal como un mar derramado en el mundo. Y, Rigo, como en el imperio de sus propios ojazos, se vio como muerto de un espanto nocturno. Cuando se edificó la muerte insurrecta, como directa fue el momento en que Rigo, se ve como el clandestino momento en que se guarda el desafío en el refrigerador. Y Rigo, en la plenitud efímera, pero, y tan real como la impoluta verdad, se vio fríamente indeleble en realizar su cometido en filantropía y altruismo. Y, Rigo, era demasiado frío y caudaloso como el mismo mar perdido. Cuando ese mar perdido, se debió de enfríar como lo acometido de un sólo desastre en converger la frialdad del evento de filantropía y altruismo. Sí, Rigo, en su afán de creer en el combate de ser como un desértico transeúnte pernoctando en el desierto frío de su propia vida y existencia, se vio Rigo como un todo frígido sol. Y el sol como un desastre dando toda su luz, quedó maltrecho y desolado solo en el mismo cielo en donde fue creado. Y, solo, y con toda su energía se siente como todo frígido sol, cuando en el delirio sosegado se vio como se vio cuando en su afán de creer en el trance delirante de dar una conmísera atracción de su perfecta, pero, muy comentada vida. Cuando en el hilo de la vida, quedó maltrecho y con tanto decreto, cuando sólo se vio como fingiendo en el ocaso a todo un sol venidero. Cuando la vida de Rigo se hechizó la forma de converger en el trauma de su existencia si cuando su presencia quedó adolorida e inocua, pero, trascendental. Y su vida, quedó descorazonada, abatida, y desolada, cuando en su afán de querer por herir quedó Rigo sin vida alguna. Y, Rigo, desolado, abatido, y herido con esas habladurías de la gente, cuando él era sólo un ente asexual y no un ser homosexual. Cuando quiso amar sin interés alguno, ni con amor en el corazón, sólo con el desierto mágico de un transeúnte pernoctando efusivamente en el desierto frío. Cuando Rigo, se siente como se percibe, cuando en el ocaso el sol se marcha lejos, dejando llegar a la noche álgida, pero, tan cálida como el averno donde yace el alma de Rigo. Y así fue que el desierto frío quedó como el fuerte dolor o como el ocaso del sol en el día ya sin luz. Y, no, no, no, no, no era el desierto frío sino el alma de Rigo, cuando en su delirio frío se intensificó más y más en el cometido de bruces caídas como el mismo tormento o como la misma tempestad, cuando el alma de Rigo se halla en el mismo suelo frío. Y, Rigo, en el desconcierto frío se edificó la manera más fría de creer en el alma a ciegas, por donde se cuece el alma de Rigo, sin la luz que emana del cielo, cuando, en el frío se siente como todo sol, pero, tan friolero como el invierno. Y el averno de su propia alma, no detiene el deseo ni el convenio de dar socialmente un ayuda humanitaria, en una sociedad que necesita la ayuda de Rigo. Cuando en el trance perfecto de la vida, y del tormento eficaz de la vida, no dio más que el tormento frío y en su propia alma. Cuando en el delirio de una tempestad fría, se dio como el sol frígido e impetuoso de un alma sosegada de un espanto nocturno, cuando sólo llega la noche fría a descender. Y, Rigo, solamente, Rigo, creyó en querer amarrar el deseo y la inutilidad del instante en que Rigo atormentado, abatido, y tan herido, por las habladurías de la gente, sólo es un ente asexual, y no un homosexual. Y, amando sólo la vida, el alma, y su existir sólo quedó como el delirio delirante en caer en el suelo, por donde se siente el deseo y la fuerza de entrever el desafío y poder descifrar que la vida de Rigo, quedó malherida y con un sentido doloroso en su propia alma. Cuando en el alma de Rigo, quedó adolorida, cuando en su afán de dar con la señal, en querer amarrar el sueño y el deseo con la fiebre de amar quedó por siempre como un ente asexual en soledad y solitario. Si Rigo se fue de la vida, cuando en la daga en el pecho, quedó mortífera, letal e inmortal, y con su alma insurrecta. Cuando quedó Rigo como un ente asexual, sin amor ni pareja a quién amar, si desafortunadamente se creó una fuerza en el solo corazón. Cuando en la insistencia se edificó como la presencia, y como la gran ausencia de un solo corazón. Si, Rigo, se fue del rumbo incierto y de una dirección fija como en el alma un camino desértico. Si Rigo tenía toda vida en el mismo camino, cuando en el destino frío, se percibió a todo acometido frío. Cuando hace del frío y una sola verdad, si Rigo, se percibe como se siente el frío en un sólo desastre conmísero. Y si esa daga en el pecho, lo hizo convivir mejor con la gente y con el tiempo y más con la verdad y tan impoluta como descender hacia el mismo imperio sórdido, pero, tan sólido. Y, quedó Rigo, como un solo percance en dar a la vida, mortal y tan letal, como la misma daga inmortal en el mismo pecho. Y, Rigo, se fue desnudo hacia el letal alcance de amar bajo la tutela de la inmortal vida y de una cruel existencia. Si, Rigo era sólo un ente asexual, el cual, quedó como un insurrecto, pero, directo camino forjando una sola herida. Y fue la habladuría de la gente que lo hizo como es y era, un hombre fuerte, como la era trascendental de la vida, y de la sociedad, un ser humanitario y muy trascendental. Y su riqueza quedó en un buen tiempo, cuando sus finanzas y su magnificencia quedó en un peculio y en un altercado frívolo de un ser humanitario, filántropo, y altruista. Y, destrozando, el alma, quedó como el desenlace fatal, de creer en la daga en el pecho de las habladurías de la gente, pernoctando en el desierto frío y tan gélido como el mismo cielo o como el mismo hielo en el corazón. Y así fue que el desierto frío se convenció del camino frío que recorre Rigo, por ser un filántropo o un altruista. Cuando en el afán de creer en ese camino cerró el cerco de un caminante sin destino ni clandestinaje cuando se acercó Rigo, al deseo y al desierto frío, pero, en el hálito desnudo de sus labios sólo sintió el desafío y el frío conveniente. Y, Rigo, fue siempre como el hacedor en filantropía o altruismo, por lo cual, se dejó llevar por el mismo somnífero de su atrayente vida, marcando el mismo instante perfecto en creer en su vida y no en las habladurías de la gente sin compasión alguna.



Continuará……………………………………………………………………………………………..                 


Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez

EMYZAG