PLASMANDO RECUERDOS.
Hoy, mientras la tarde moría, pensaba en ti, y, sin saber por qué, me anime a escribirte. Sé que esto nunca lo leerás, primero: porque no sé dónde estás, y, segundo, porque el destino barajó sus cartas, yo jugué y perdí. Quiero sí, plasmar estos recuerdos en letras, recuerdos estériles, desoladores como todo lo que viene del corazón, y ha sido florecido en el dolor, en el triste caminar por los sueños amorosos. Hoy soy la sombra pálida de una pasión, un grito de dolor y olvido, una partícula de tristeza que turba mi alma y la conmueve. Pasaste como un miraje en el paisaje gris de mi vida soñadora, sobre la cual el dolor de amarte dejó su sello amargo, nublando mi horizonte de sueños. Hoy, tú, la inspiradora de ese sueño, atraviesas la tristeza de este corazón donde la flor de la pasión, quiso abrir su Cádiz pálido, y murió falto de ideales, en la lucha eterna de la vida. Ya en el estuario de mi existir, las olas confusas se alejan, dejando en descubierto sobre la playa triste, ruinas de sueños y de pasiones. Como quisiera creer, que aún es hora de amarnos, como se engaña mi razón pensando que hay flores en el bosque, que hay luces en el cielo, que son las tardes del otoño, precursoras del invierno… y que tú vendrás con los labios sedientos de amor… De deseo. Pero no, la cima de la esperanza ha desaparecido, se la ha llevado la tempestad del olvido con su fuerza insensible. Dime tú, ¿qué fue nuestro amor? Yo, te lo diré… nuestro amor fue huerto sin aves, rosal sin rosas, cielo sin estrellas, algo triste, algo inútil, algo fatal… Amor sin mañana, amor que fácil murió… porque aquello que no da la vida, ¿qué otro destino tiene que morir? Tuviste miedo de la felicidad, te espanto nuestra ventura… Sonrió mientras rememoro el pasado, ¿dije sonrió? ¡No! Solo es una lágrima congelada en mis labios, una lágrima en los labios pintados de Arlequín… Tú… acabaste con mi vida, le diste algo más triste que la muerte: le diste el dolor. Sácame de esta tumba… o entra en ella, conmigo!!.
KIN MEJIA OSPINA