Si sólo Rigo, se lamentó tanto y por todo, o sea, de esas habladurías de la gente maliciosa sin saber de las obras de Rigo. Porque, si tal vez, la gente conociera a fondo a la gente dejarán de hablar tanto. En éste día Rigo camina apresuradamente hacia la iglesia, por donde existe gente pobre que él ayuda en su naturaleza de filántropo y altruista. Y formando un sólo amor el de Rigo, lo compartió a todos como si todos fueran hermanos y sí, que lo son. Cuando en el trance perfecto, se edificó el cometido de creer en que la ayuda en filantropía y en un altruismo sólido sólo le brindó amor, compasión, paz, y hasta más riquezas en sus finanzas. A Rigo no le importó nunca su dinero, sino que el dinero siempre lo ayudó a ayudar a otros y eso sí que le gustó mucho. Porque cuando en el universo no calmó el dolor ni la pobreza ni la hambruna, Rigo sólo les brindó lo que podía amor y muchos alimentos buenos. Cuando en el siniestro cálido de todo un sol, aquella daga directa en el pecho, sólo quedó en habladurías y nada más. Mientras más explotan en habladurías la gente, Rigo hace más filantropía y altruismo. Su padre, un doctor de la medicina, murió de cáncer y le dejó un dinero como herencia, pero, sin imaginar que la filantropía y el altruismo serían lo máximo en obtener más ganancias que nunca. Cuando en el alma y en el ocaso de ese día después de ese día, llegó a su departamento y más explotó la habladuría de la gente contra de un ente asexual, al cual, no le importa ni le interesa a nadie. Cuando en el trance de la verdad, se vio Rigo, como el terrible de los desastres de creer en el imperfecto momento de escuchar las habladurías de la gente. Porque cuando arde el silencio, explotan las habladurías, y con malicia se perpetra lo peor. Y más cuando Rigo, era un ente compasivo, bueno y por demás un ente social con demasiado ímpetu en convivir con gente extrasensorial. Cuando la fuerza en querer amarrar el amor en su corazón quedó atrás, sino tuvo ni tiempo para el amor, cuando no halló nunca el amor. Era Rigo sólo un ente asexual, y por ende, no le interesa ni le agrada nadie. Cuando en el coraje del silencio, se atreve a desafiar que la comarca va por un rumbo bueno. Y es su gente, la gente pobre que Rigo ayuda y sin saber la otra gente hablando de la vida de Rigo y que él es tan rico como un gran magnate por su filantropía y altruismo, que le edificó sus riquezas en ganancias y que pudo solventar la herencia que le otorgó su padre al morir. Rigo, sólo perpetró el peor de los acometidos cuando nunca quiso hablar con el condómino acerca de su vida sino que mantenía correctamente y al día los pagos del condominio sin saber lo que era él en realidad. La vida personal de cada quién es personal, pero, su filantropía y altruismo quedó en segundo lugar para toda ésta clase de gente. Y, para Rigo, lo primordial. Cuando ocurre el desenfreno de amar a sus semejantes, se llena de amor, compasiones, y de buena voluntad. La vida de Rigo comienza cuando su padre muere de cáncer y se electriza su forma de filántropo y altruista, edificando su esencia y más que eso su presencia como un hacedor de la vida misma. Cuando se perfila su insistente cofradía en la iglesia que asiste sin nadie percatarse, sino que aún, hablando demás se siente como acecha en demasiada vil irremediable e inocente de todo, pero, a la vez muy culpable de la nada que lo acecha. Cuando figúramente se siente como se perfila y se pesca con una red de peces a su vida y más que eso a su insistente corazón. Cuando Rigo se siente como se percibe a un transeúnte pernoctando en el desierto frío. Si la vida de Rigo oscila con la verdad de su filantropía y más que eso con la riqueza de su altruismo. Y, Rigo, en el rumbo incierto de su perpetrada insistencia a que el mundo nace como se hace, cuando en el momento exacto de su insistente vida se perpetró más y más, en caer en el orden mágico de la penitencia. Si, Rigo, en el embate de dar una sola razón, cuando en el trance de la verdad se edificó una crueldad en entretener a la vida como una verdad incierta. Si como una furia autómata en caer en redención se fue de la vida como la daga directa en el mismo pecho. Y Rigo fue un anciano de clase, de filantropía y de un rico altruismo. Cuando en el alma de Rigo, se identificó como el tormento frío en caer en redención cuando en el ocaso frío se dio lo más conveniente de un sólo todo. Y siempre fue un ente asexual, y no un homosexual, sino que en su instinto quedó sin amor, pero, con un amor lleno por los demás, por sus semejantes y por las personas pobres que necesitan ayuda. Cuando en el suburbio de su pobre corazón, se electrizó la forma más caudalosa y pedregosa, cuando al fin y al cabo, se enredó su vida y su insistente cálido sol. Cuando en el alma se dio lo más perfecto, cuando quedó como toda una vida, cuando ocurre el nefasto de los tiempos y quedó como un desastre soltando un soplo de un hálito frío. Cuando el alma de Rigo, quedó como un deseo, como la esencia de todos, como poder seguir a la vida, cuando ocurre el desastre de creer en que la vida de Rigo era una de perseguir con ímpetu. Y ser perseguido por los demás, por su insistente carrera y vida como filántropo y de un rico altruismo. Y, Rigo, quedó en senectud y en una ancianidad que lo dejó solo y en soledad y en solitario, si toda su vida fue como el deseo y más como la misma ayuda necesitada por los semejantes, pero, Rigo, quedó en soledad y en solitaria vida, si siempre fue así. Y marcando un trayecto muchos le siguieron sus pasos, pero, ninguno fue como Rigo. Cuando en el ocaso frío, se dedicó a ser como el desastre de creer en el alma muerta, pero, viva en el cielo y desde una altura eficaz caer desde el centro de su propio mundo. Cuando el alma de Rigo subió a los cielos fue cuando el mundo cayó en redención. Y se fue del mundo de los vivos, cuando no hubo más filantropía ni altruismo, si Rigo fue único en su clase y como ente aparte no hubo ser que se comparara con Rigo. Fue siempre un ente asexual, y no tuvo hijos que heredaran su magnificencia ni su autonomía como caballero de la vida. Cuando no hubo otro ser como Rigo, y con gallardía y con un ímpetu en proseguir una senda fabulosa, cuando quedó como órbita lunar destrozando a toda voluntad dentro del ocaso frío. Y se intensificó dentro del ocaso a todo un sol, dentro del ser y más en el mismo cuerpo de Rigo, como la luz que siempre alumbró a Rigo. Cuando en el trance de la verdad, se aferró como aterró la vida cuando no hubo más filantropía ni altruismo como la ayuda con fines de lucro de Rigo. Cuando sus riquezas y sus finanzas al quinto de lo que le dejó su padre muerto de cáncer, quedaron en las manos de gente pobre y necesitada, cuando todo se le dejó a los pobres, pero, aunque no hubo otro ente asexual como Rigo, sus riquezas aumentan el triple cuando murió y se personificó la vida de Rigo, aunque no hubo otro ser o ente como Rigo ayudando a personas, a gentes o a semejantes necesitados. Si, Rigo quiso a todo, como todos lo querían. Y las habladurías de las gentes prosiguieron siempre, hasta ya viejito las gentes recuerdan que las gentes hablaban de Rigo despectivamente hasta que un día, cuando Rigo, llegó a su apartamento una feligrés de la iglesia donde Rigo era asiduo, lo llama por su nombre y se arrodilla ante Rigo, y le agradeció sus ayudas, automatizando la filantropía y el altruismo como ayuda necesaria para la supervivencia de los semejantes. Y con esa ayuda necesaria se automatizó la espera inesperada para poder sentir desde sus entrañas más cálidas la razón de ser. Y la gente con sus habladurías por fin calló de una vez y por todas cuando pueden saber de su filantropía y altruismo. Y calló la boca ajena, y calló la vida, y calló a la gente mal inconsciente, calló la habladuría de la gente sin conciencia, cuando no saben porqué su boca habla tanto de los demás, sin saber y sin tener conciencia. Y la habladuría calló en redención cuando ya la vida de Rigo, en una vieja senectud, se vio como el alma sin alma, y murió tan tranquilo y con una paz bondadosa dejando como legado su herencia de filantropía y altruismo. Si, Rigo, siendo un ente asexual edificó su vida como el tormento más indeleble y con una sola huella imobarrable: la filantropía y el altruismo. Y Rigo, dejó su estirpe como herencia, aunque las finanzas de Rigo aumentan, pero, no hubo otro ser o ente asexual como Rigo, dejando toda su vida con amor hacia el semejante con la filantropía y el altruismo.
FIN
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez
EMYZAG