El Misterio de la mañana
Meditando la humildad del tiempo
El rio de la vida discurriendo
Con la paciencia de la esperanza
Los caminos murmurando sus entrañas
Cantan las aves agradeciendo
La luz depositada en sus ojos.
La aurora del universo
Nunca oculta su risa
Danza con los silbidos del viento
El firmamento declama su presencia
La paz es un azul celebrando
El amor del mar al horizonte.
La belleza es dulzura del instante
No hay soledad en sus afanes
El día y la noche van tejiendo
La historia de lo viviente
No le escriben a la ruidosa muchedumbre
Esta muy lejos de la perversa inhumanidad.
Las estrellas no son adornos
Son los besos infinitos del cosmos
Cada ser parido en su misterio
Emerge de una indescifrable compasión.
La naturaleza es un niño
Sufriendo cada agravio
Sus lágrimas angustian al sol
Los arboles lloran calmando su quebranto
Las plantas apagan sus colores
Los animales esconden su dolor.
El génesis es un capullo sin piel
Sus pétalos humildes mensajeros
Navegando entre olas revoleteadas
De los afectos y las pasiones
Espantando los miedos clavados
En la pradera del sino.
En el alma de las flores
Habita la profundidad de la ternura
No tiene descanso su bondad
Suspiro necesitado para cobijar
La humana armonía de la creación.
EH