He renacido tantas veces,
como los días de tu vida han florecido,
porque eres la revelación,
el milagro constante,
del aire que fluye fresco por los días,
como el agua de manantial,
que recibe las gotas del rocío,
hasta llegar al rio,
que corre libre y emancipado.
Mi amor no te prometió perfección,
tampoco días inmaculados,
ni conservar incólume la fuente de la juventud.
Mi amor te brindo el entusiasmo
de acariciar la bondad y la alegría
de mantener intacto el perdón
con las manos extendidas
trazando huellas del camino
del regreso cotidiano
que marcaron los besos
y los abrazos desde niña
Tu amor ha sido energía
y el alma de mis días
las campanas sonando
sin importar los calendarios
la quietud de mi latido
sobre el tiempo que se ha ido
He renacido tantas veces
como las mañanas que te acompañan
encendiendo los sentidos
desterrando las tinieblas
porque has sido luz y alba
para las cosas sencillas
las más puras, las más bellas
que le han brindado a mi alma
el aliento y las palabras,
el amor y la ternura que renacen
con tus años