\"Son tus grandes ojos de fuego una auténtica amenaza a mi salud mental.
Las lluvias de agosto te traen de nuevo a mi mente, casi puedo sentir el frío abrazo de la muerte, pues mi alma se desliza de mi cuerpo al tenerte de nuevo en mis sueños.
Y en ellos el fuego de tus ojos ilumina la noche, tus bellas alas negras abanican mi rostro y las llamas de tu vientre ocultas entre tus piernas, me hechizan y me seducen, me liberan de mis penas.
Del tiempo al tiempo, mi razón de ser y de estar, convergen en pensamientos distópicos, utópicos y anacrónicos.
Entre sueños vagos y lejanos, camino por campos llenos de enfermas flores, su fantástico aroma envenena mi mente y llena de una neblina de nostalgia a mi alma con ésta última brisa veraniega, que solo es el anuncio de un invierno frío y largo.
Te llevo entre versos, letras y sueños,
fríos, ebrios, dispersos y melancólicos, que son justo como perros callejeros, peregrinos sin dueño, nostálgicos, de amor enfermos.
Y así, en ésta oscura y bella noche, le grito a la luna para ver si allá en la lejanía, puedes escuchar mi voz y calmar mi nocturno tormento.\"
Eternas Lunas.