Lea Nieves Torres

Música y Poesía

 

En los orígenes del vasto cosmos
existen mágicos surtidores del vino,

de la divina diosa de la Música,

fermentado en los odres dorados
del nicho donde nacen las estrellas.

Allí la poesía se adhiere, lentamente,
A cada átomo de la Música que conforma
El núcleo cósmico de la Sinfonía de Cuerdas
Oscilantes del Universo Eterno y Cambiante
Que tocan el manto sideral de lo inasible,

Cuyos acordes misteriosos rielan en los lindes
De las cavernas mágicas de la cuántica luz
Y va saltando en delicados cuántos dorados
Donde nacen como perlas estrellas nuevas,
Y los blancos luceros nocturnos encantados...

Va saltando de estrella en estrella,
Va saltando de Satélite en Satélite.
Sus ondas atraviesan el vacío infinito
En una mortal danza cósmica en que confluye
Toda la sumatoria de longitudes de onda...

Saltan de cuerda en cuerda,se sumergen
En los ignotos mares del inasible tiempo
Y del movible espacio, en donde estallan,
Se esconden se sublevan y rompen el silencio
Creando las semillas de voces y ruidos,

Sonríen en el silencio, lo arrullan, lo alimentan,
Con notas inaudibles, en el divino cosmos
Que marca nuestro origen...
Vuelan o se deslizan lanzando fieros gritos,
Cuelgan del cadalso del cosmos
en cuerdas invisibles

Escondidas en el reino divino de las notas,
Que ascienden y descienden pentagramas
Y van dando cantatas que se expanden
En el aire, en el agua y en la mágica tierra
En un solemne Canto Universal que abraza

Y que hermana a todas las criaturas
De la inacabable y eterna creación...

 

En los orígenes del cosmos

Existen mágicos surtidores

Del vino de la divina diosa música, fermentado

En los odres dorados del nicho

donde nacen las estrellas.

Allí la poesía se adhiere, lentamente,

A cada átomo que conforma

El núcleo cósmico de la Sinfonía de Cuerdas

Oscilantes del Universo Eterno y cambiante

Y que tocan el manto de la bella música inasible,

Cuyos acordes misteriosos rielan en los lindes

De las cavernas mágicas de la cuántica luz

Y va saltando en delicados cuántos dorados

Donde nacen como perlas estrellas nuevas,

Y los blancos luceros nocturnos encantados...

Va saltando de estrella en estrella,

Va saltando de Satélite en Satélite.

Sus ondas atraviesan el  vacío infinito

En una mortal danza cósmica en que confluye

Toda la sumatoria de longitudes de onda...

Saltan de cuerda en cuerda,se sumergen

En los ignotos mares del inasible tiempo

Y del movible espacio, en donde estallan,

Se esconden se sublevan y rompen el silencio

Creando las semillas de voces y ruidos,

Sonríen en el silencio, lo arrullan, lo alimentan,

Con notas inaudibles, en el divino cosmos

Que marca nuestro origen...

Vuelan o se deslizan lanzando fieros gritos,

Cuelgan del cadalso del cosmos en cuerdas invisibles

Escondidas en el reino divino de las notas,

Que ascienden y descienden pentagramas

Y van dando cantatas que se expanden

En el aire, en el agua y en la mágica tierra

En un solemne Canto Universal que abraza

Y que hermana a todas las criaturas

De la inacabable y eterna creación...

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