Tenía la mirada firme y aquel andar seguro.
Pisaba fuerte , sus pasos golpeaban duro ,
cuánta fuerza tenían sus brazos,mas ignoraban los abrazos
Sentado en su butaca , leía y releía ,
todo saber que acumulaba en las aulas transmitía .
Enseñar era su vida la retórica era su don.
No recuerdo de Él , una caricia tierna, menos una palabra de consuelo ,
solo un vozarrón de mando que llevaba mano dura .
Su silencio era elocuente y profunda su mirada ,
creía saberlo todo con intuición equivocada.
Hablaba poco , pero transmitía mucho sus actos lo convertían
en un ser recio y firme Impenetrable y obsecado .
Infundía miedo y a la vez respeto .
Lo veía a veces hundido en sus pensamientos,
profunda compasión me embargaba al verlo tan solitario .
Un día le pregunté por qué no decía : “Te quiero”
El me contesto : “Porque nunca lo escuché “.
Fue cuando comprendí su soledad y su tristeza.
Asi era mi Padre , frío por fuera pero ardía por dentro.
Su corazón rebalsaba del gran Amor que se ahogaba y se atascaba en su pecho.
Murió un 20 de noviembre , el día de mi cumpleaños .
Había que llorar se muerte o celebrar mi vida ….?
En medio de mi congoja y total aturdimiento ,
de súbito comprendí que al partir ese día , me dijo: “ Te quiero Hija mía “
Que acto más elocuente , que despedida más tierna;
Dios lo tenga en su Reyno alabando su Gloria.