Navegante soy de mares,
de aguas claras infinitas,
de océanos de distancias,
de piel con marea viva.
He doblado el horizonte,
millas de tiempo vencidas
a las tormentas de noche
y a la luz de nuevos días.
Siempre mi barco presente,
con el ánimo en la proa,
lleva tu nombre en su amura
como un regalo a las olas
de mis muchas singladuras
a lo oscuro de tu abismo,
y tu cuerpo de locura,
que es camino y es destino,
es una estrella polar
que en el cielo de tu noche
guía el rumbo de mi barco
hasta tu mar alcanzar.
Navegante de tu cuerpo,
de blancas curvas voy ebrio,
de caricias de sirenas
y de océanos de besos,
pero el mar en que navego
no parece tener puerto
y no alcanzo yo a atracar
para entregarte un te quiero.