Aprendí a estar de pie mucho tiempo
sobre jardines de espinas
caminar de aquí y allá
sangrando, valiéndome del sufrimiento
para dejar rastro...
La estela que conmueve por unos minutos
convirtiéndose después en la nada misma.
No soy distinto a un astro,
desarmándose a toda velocidad
en lo profundo de la oscuridad
para conseguir mi mayor brillo
obsequiar para ti mi luz,
mi lumbre como chispa de vida
tal vez, un buen día, desaparecer
con mi retrato en tus ojos.