En la profunda noche sosegada,
una belleza triste y delicada
muestra su faz en lágrimas bañada,
manifestando su alma adormilada.
Sus ojos son estrellas apagadas,
cual luceros que se hallan quebrados
en un montón de nostalgias veladas,
en un sinfín de sueños aplazados.
Su cabello se mueve en lenta danza
y confiere a su faz melancolía.
Muestra su corazón, que no descansa,
enterrado en un eco de agonía.
En el mundo anda su alma herida,
a veces caminando a duras penas.
Y aunque en ella aún se halla vida,
ella prefiere noches más serenas.
¡Ay mi Belleza triste y cautiva!
Aviso de lo frágil que es la vida.
En tu dolor yace una esencia viva
de lo profundo de una despedida.
Entre misterio y gracia dolorida,
Belleza triste, emprendes tu partida
dejando marca profunda en mi vida,
que alienta la memoria compartida.