Esos detalles pequeños,
como tomar un café,
las caricias y los besos
de los que te quieren bien;
esas pláticas, los juegos,
esa música de ayer,
ese alimento ligero,
esa tersura hecha piel;
la convivencia tranquila,
el deleite de escribir
cotidiana poesía,
mil poemas para ti:
el gozar las alegrías
de una familia feliz...