En el tiempo se perdió mi pensamiento
y la historia no recuerda mi presencia,
pues hoy en el sepulcro solo siento,
de mis seres queridos toda ausencia.
En otras dimensiones ya me encuentro,
con el cuerpo enteramente carcomido,
vanidades y ambiciones se han dormido,
en ayeres inconclusos ya vividos.
Hoy juego proyectando al infinito,
parámetros de vida y muerte,
la vida; un rayo impertinente,
la muerte; un punto indefinido.
El tiempo en mi hábitat ya no es el tiempo
pues llevo en mi condena más de un pleno,
ni lucho ni refreno al pensamiento,
ni pienso ni lucho con refreno.
Sólo espero el olvido de mi mismo
y librarme de esta horrible sepultura,
esperanza de encontrarme en su camino,
esperanza de la muerte que he vivido.
Andrés Romo