La noche ya en cenizas.
El sol ha soplado...
encendiendo al día.
Abrasa el calor al cuerpo,
el animal aflora en corazones...
Tupidos bosques de hierba
donde poco a poco
el ocaso disuelve a la sombra.
Se crea la oscuridad
donde hablan mis estrellas.
No sé qué tiene el día
en el que tantas veces me confundo,
no sé por qué hiela
cuando me miro en su espejo
de lo profundo.
El frío me dice la verdad
a la que no me acostumbro.
La noche me sube a las estrellas,
aquí está mi yo
en el que no me confundo,
hijo de un sol
que ilumina este mundo.
Luego, veo
a la niñez de la feria,
quisiera jugar con todos...
La vida posee a mi cuerpo.
No hay ego.
¿La iluminación es esto?