Mira sus alas en las mariposas
por las ventanas, piel de su vestido,
como siempre fiel, como deseosa
de los lazos que soltaban la prosa.
Insiste la espalda, la frescura
soportando un intenso desvarío,
como queriendo estar mirando un río,
como estar contemplando una espesura.
y las brisas, me indicaron en medio
de la nada, y en medio de lo todo,
que para mí sería algún capricho,
de una tesis en el centro de estudio,
pero; previo al análisis del sínodo,
el furor de su piel, había dicho.