Carlos Andrey Vargas Araya

Cosas desapercibidas en el parque

La madrugada está fría y la luz tenue de la lámpara ilumina la habitación.Y yo continuo con mis desvelos,  las cosas simples me parecen tan hermosas. Saco mi pluma y anoto .

 

A pesar de la adversidad, hay paraísos en cada rincón de mi vida. Sentado en el parque la tarde anterior y las cosas simples inundaron mi mente. El rostro hermoso de una jóven desconocida que iluminó la banca del parque, mientras yo contemplaba en silencio su belleza y me olvidaba de mis problemas. 

 

Los niños corrían por el parquecito y los toboganes, las hamacas se llenan de júbilo y alegría, alegría que quizás yo mismo había olvidado por completo cuando era niño. 

 

Un grupo de jóvenes reunidos,  compartían una conversación amena y sus risas contagiaban mi espíritu  para recordar lo hermosa que puede ser la vida con una sonrisa. 

 

En la esquina del parque, un grupo de adultos mayores  en la mesa, juegan damas o ajedrez, mientras para el ojo común ellos pasan desapercibidos.

 

Las familias reunidas mientras sus hijos juegan, me dan la esperanza de que todavía existe el amor.

 

Las palomas y las ardillas llegaron curiosas a mi, tan acostumbradas a que la gente del parque las alimente. No es ingenuidad de los animales estar tan cerca,  acostumbrados al amor de la gente. 

 

Una pareja de jóvenes se abrazan en una banca del parque, mientras una dulce mirada de amor se acompaña de un beso. 

 

Un borracho se me acerca para pedir su moneda:\"Manillo, dame una \"tejita\" para el café\".Su mentira me ha sacado una sonrisa.

 

En las cosas simples hay  paraísos.