Odio cómo caminas
y la sonrisa con la que llegas.
Odio tu cabello
y el momento en que te lo arreglas.
Odio tu olor
que se impregna siempre en mí.
Odio tus manos
que encajaron perfectamente, hasta que me fui.
Odio que me conozcas bien,
y que me hagas reir,
odio que me hagas sufrir
y odio que me hagas llorar.
Odio tanto estar sola,
que no hayas amado aún.
Pero más odio que no te pueda odiar,
ni aunque estes tan loco
ni aunque seas tan tonto,
ni siquiera sea un poco,
te puedo odiar.