A Jirones saco palabras,
me cuestan, no brotan,
pienso y las arranco con rabia,
temeroso de mi timidez,
nervioso de mí silencio, de mi cansancio verbal.
En silencio escribo,
digo en silencio,
dentro de mí, en mi encierro,
en mí angustiada concentración.
Me río, no salen,
A jirones saco palabras,
de mi garganta las arranco,
no salen, no brotan,
fallido intento de comunicarme.
Regreso a mi silencio,
trago mis emociones,
devoro mis mensajes, no salen.
Mi estómago se llena de letras,
palabras yacen en mi estómago faltos de receptores.
Con la mirada busco,
no aparecen.
Silencio mortal, entorno brumoso.
Palabras inconclusas,
sonido mustio;
¿Quién las oye? ¡Nadie!
En el estómago se revuelcan,
unas contra otras,
faena lujuriosa.
Infructuosas ganas de hablar,
silencio total,
no hay nadie ni nada que se interese por escuchar.
Como fiel compañera,
yacen ahogadas de ganas escuchando sus gritos,
silencio inmutable.
A jirones desgarro esta ansiedad de hablarte,
De escuchar tu silencio,
de entenderte tu mullido lenguaje,
tu sonrojo,
tu mustio palabrerío.
A jirones miro tu mensaje,
no estas cerca,
estas tan lejana,
que no me escuchas,
que no respondes.
A jirones saco palabras,
me ahogo en letras,
busco nuevamente el silencio,
para comprenderte mejor.