Amanece...
Muchos alaban el momento,
despiertan, contemplan, agradecen a su Dios
por el alba y la aurora;
mas, otros -como yo-
no lo disfrutamos:
inicia nuevamente nuestra tortura.
Falsas sonrisas engalanan nuestros
rostros
mientras por dentro todo es doloroso;
pero, ¿a quién ha de importarle esto?
Solo a mí que lo estoy sintiendo:
a la sociedad no le interesa lo que
te ocurre por dentro,
necesita que aparentes siempre
estar contento.