¿Cómo convivir con una lágrima
que nunca te abandona los ojos?
Cuéntamelo tú que eres el agua
que corre por mi cara en sollozos.
Lloro con el llanto de sonrisa
por los imposibles hechos sueños,
fuerzas vencidas en el empeño
por alcanzarte, amada mía.
Brillo de luz con vigor herido
alumbra la pena allí escondida,
nace y resbala por la mejilla
la perla de agua de amor perdido.
Como lluvia de blanca tristeza
me invade la nostalgia y me vence
y me inunda el ánimo rebelde
una lágrima nacida eterna.
Quiero regalarte rosas, pero
no quiero llorar y tú presente,
tengo manos que ocultarme pueden
pero nada esconde al desespero.
Tierras de caminos infinitos
es mi soledad que reverbera,
llevo un pañuelo de larga espera
empapado por ti en los bolsillos.