Lunas carmesí anidan nuestro cielo
Y en balcones taciturnos te sueño,
A las armas de sus ojos,
A estas férreas ganas de sangrar,
Y ¿Por qué no?
A esos lechos donde me desvelo.
Un par de peldaños arriba dibujas el velo,
Cuarzo quebrado en su reflejo,
El guiño esmeralda,
Corcel cruzando negro mar,
Y, entre otras inquietudes,
Un par de cartas donde te revelo.