Es la gris tendencia aún
a debatirse y ser figura
que se vislumbre allí en la altura
de un cielo lúgubre,
tan lúgubre que asusta
en su actitud de serlo ahora
mientras que ninguno llora
sin que cueste un resbalón
por atajos hasta el órdago
y el atasco en las neuronas
no hace ascos a estas dosis...
Soy feliz contigo a solas
sin quien diga ya ni hola
cuando pasa el sinsabor
a ser testigo de mi gloria
y de la atrofia que se siente
algunas veces de las pocas
en que chocas con tu ausencia
por las calles y los bosques.