Elthan

Desintegración

Desintegración

 

 

Ionizado en el éter anticósmico,

en todos lugares

y ninguno a la vez,

percibo un zumbido de allende lugares.

La importancia se ha escondido,

después de la masiva destrucción nada existe,

solo dolor, fluctuaciones,

un agujereado pecho.

La inteligencia mentecata no reniega,

sigue mirando un empírico cielo, como lo glorifica

¡Qué pedante, cómo le aborrezco!

Aún, cuando los copos de fuego caen sin cesar,

sin importar hieda a kilómetros,

¿Soberbia, altanería tal vez?

Solo pez hirviente acicalando.

 

 

¡Temor y soledad!

 

 

Fue el ayer no lo sé,

el placer por la sumisión,

contrición en vías de escapes,

no hay exactitud para ello.

Cayendo copos de fuego,

besando el cráneo blanquecino,

demasiado tiempo bajo esta lluvia,

no han dejado vestigio en la piel,

ambliope, una manera de ver.

 

 

 ¡Paroxismo inverosímil en días tormentosos!

 

 

A ti lengua insensible y extasiada,

devórate por los blancos marfiles, que ni cuenta te darás,

atraganta la garganta, obligando a despreciarla.

¡Prisiones en todos lados, nunca se detienen!

Nauseabundo y asqueado expeliendo bilis,

vertiendo en mi copa cada maldición,

un ácido necroplásmico y pútrido.

Salud en mi cáliz roto, hiede mis labios.

 

 

El lenguaje me sabe, sin ofender a puta barata,

adornado con decoro, beldad sin igual,

al amanecer detesto esa falsedad.

Mentiras que ocasionan desilusión,

mendigas migajas de aceptación,

lágrimas superficiales, efectistas,

rebotan infinitamente en mi tierra baldía.

 

 

He ocasionado saltos en la espesura,

salvajes golpes mordaces, los infectan,

centenares de pupilas mediáticas,

revolucionadas en añoranzas estoicas,

conjuros, maldicen su obertura...

Mal parido todo lenguaje negligente, desintegrando las formas,

sepultando las siluetas, las yemas desfiguradas,

las uñas oscuras cuelgan, a espera de ser expulsadas.

 

 

De espaldas en el blanco salar,

en el estado mortuorio reconozco mi júbilo,

incansable y devenido proyectil,

tan solo dura cuatro horas y a cada jornada sigue declinando,

inundado por la amnesia,

será solo para zurdos escolásticos.

 

 

Cánticos en el oleaje embravecido,

ballenas elevan ruegos, destrozando los tímpanos,

dejando hileras del líquido escarlata, que lamen y beben criaturas nocturnas,

llenando sus panzas, viles parásitos del tormento,

y la maravillosa marabunta encadenada,

pausada avanza devorando, mis palomas negras,

erradicando hasta el íntimo fulgor,

sin embargo, entre el lodo y el lago de sangre,

aún percibo el zumbido.

 

 

¡Una palabra nada dice mientras llueve sobre el rostro!

 

 

¡Delimitaciones que no se deben atravesar!

 

 

Recordar alfa y omega, cadenas rugientes,

emancipando la corrupción de bestias sagradas,

velas multicolores, sobre los caminos por millones,

la cera funde los pies haciendo difícil el andar,

y las estrellas de sangre roja hienden póstumas,

desintegrándose hacia cualquier punto,

lejano o distante, bailando sin parar,

socavando universos, abiertos a los cuatro vientos.

Sortilegio para un destino,

neblinas perversas, simpatizan arrastrar,

hacia pantanos con ramajes espinosos,

tal vez más miseria humana, dadaísta,

una realización autónoma de las predicciones,

herbolarios, podré percatarme de ello,

¿Comprenden? Repito, ¿COMPRENDEN?

 

 

Finalmente, terminar el luto y dejar bellos recuerdos,

prominentes desengaños, acompañados de palabras sabias.

\"El dolor y la pena que sientes, son peligrosos, te arruinarán si no los liberas\".

 

 

Hastiado de mí pelo, mi sombra, la vida, la muerte, la razón, la fantasía,

en fin, desmesuras sin igual,

cierro los ojos eternamente, al espíritu de lucha,

a la existencia moral, al dolor de mi mundo,

sanguijuelas grasientas en el baile de las llamas, gorjean,

muros de energía negra que no se deben atravesar,

¡El zumbido se ha pausado, entre las magnolias!

Postrado de brazos cruzados, cabizbajo,

el fuego y el dolor golpean a traición.

 

 

Despertar, con un trillón de anzuelos jalando el alma,

concluyentemente, una oleada de náuseas ascendió por la garganta,

y depositó su sabor agridulce, sobre runas con mi nombre,

moviéndose eléctricamente por una vida,

dispersada absolutamente, el enjambre se da su festín,

con sus aguijones anestesian lo kármico,

su apetito voraz parece insaciable,

todo lo desaparece, ya no hay colores,

ya no incomoda y molesta el zumbido...

ya no hay apariencias ni formas,

solo la esencia de la existencia.

 

 

Desintegración, el chirrido de una bola metálica que oscila,

golpeando y explosiones, ¡todo a la mierda!,

un costal de huesos sueltos sin miramientos,

la esencia transmuta por lo onírico.

Cuervos de ojos sombríos oscurecen el día, cada quien toma un anzuelo,

así será usado en mi alma gemela,

nuevamente no estaré solo,

la divinidad dormirá en mi pecho,

puedo esperar eternamente en el tránsito perpetuo,

aunque aullé el viento, ¡qué diablos!

 

 

Y así, en medio de la disolución y la destrucción,

descubriré mi primia esencia del ser,

mi núcleo de vida no puede ser contenido,

se escapa como aliento suave, entre los dedos,

mi voz, mi eco susurrante, mi ser,

persiste en el zumbido eterno del universo.

 

 

Erguido en la luz cenicienta, hago el último adiós,

liberando mi alma a la oquedad estelar,

rompiendo las ataduras de la realidad,

abrazando el caos como único refugio sereno.

 

 

Fluctuando en el éter interminable de la mano.

Inconmensurables, ni frío ni calor en el abismo.

Nefastos despojos. Nadie cree en principios…

 

 

 

Elthan