Suprema con su mágica belleza
posee los destellos de una estrella.
Le brilla su magnífica figura
con rayo celestial de clara luna;
su cuerpo tan sensual febril ondula
prendiendo llamarada que despierta
la dulce ensoñación que el alma ciega.
Mirando sus encantos de Afrodita,
palpita el corazón con gran lascivia
y anhela de su amor la santa dicha;
borracho de pasión que fuego lleva
y sueña locamente con tenerla.
Con cada parpadeo en su mirada
destila un resplandor que el pecho inflama;
con esa bella luz, que cual guirnalda,
evocan de ilusión las primaveras
que portan el perfume de azucenas.
Oyendo de su voz el claro timbre
se siente que sus notas se deslíen;
con esa suavidad que dulce imprimen
acordes de románticas vihuelas,
con cánticos divinos de sirenas.
Me atrapa con su estampa insuperable
que nunca se hallará quien la rebase;
lo mismo que la mística Danae,
suprema con su mágica belleza
posee los destellos de una estrella.
Autor: Aníbal Rodríguez.