Si un día de estos te reconozco
y me sincero con tu amor,
seguramente me invitaras a un café en tu antiguo hogar.
Quizás no seas tan feliz,
como quisiera, que asi fueras,
tal vez no sueñes con un reencuentro;
pero parece que lo quisieras.
Yo sólo quiero
más que saludarte
darte un abrazo por encontrarte,
y aunque ya tienes un viejo dueño
sigue con él hasta agotarte,
porque la vida no se detiene
y aunque el recuerdo a veces duele,
hay que continuar.
Por eso, no importa cómo sea el encuentro
lo más decente,
hay que respetar.
Sólo te digo,
no hagas locuras, somos amigos
como dijo el cura,
hasta la muerte se debe amar.