Para morir de nuevo te quiero no mía,
sino tuyo, naciendo de nuevo en ti.
Una vida que no sea inexistencia ajena,
sino existencia tuya residiendo aquí.
Invéntame una palabra y un sonido
que pueda parecerse a tu nombre.
Trátame como a ese dulce sueño
que quieres atrapar en tu almohada.
Contempla este pequeño mundo, que
de tanto rodearte, ha perdido sus aristas, y
envuélveme en tu trascendental inmanencia
hasta fundirnos en el centro de la gravedad.
Mira ahora que quiero vivir teniéndote,
tuyo y ajeno, sin que me tengas aquí.
En suma, reunidos en una gota de piel.
Fundidos en la luz de nuestras miradas.
Nada y todo mañana y siempre será,
que para morir de nuevo te quiero viva,
reuniendo las partes que dejé de mí
en cada palabra que no llegó a ser poesía.