Dadles la tierra y dadles el acero
dadles el surco y la cobarde valentía
que yuga en el arado día a día
más la paciencia por la lluvia en el albero.
Dadles la saña y el fusil del condotiero
dadles la herida y la valiente cobardía
del que siega su sueldo en la sajía;
más la impaciencia de viajar con el barquero.
Da a mi sabio el dolor y la cicuta,
dadle a mi rico el hambre y la pobreza
y a mi probo la honra de una puta.
Que si Kronos te otorga su riqueza
mientras carga tu vida en su batuta
despues se cobrará; y con largueza.