En el rincón del alma donde suspira el viento,
Donde las estrellas tejen sueños en lamento,
Yo busco con anhelo, en cada rayo de sol,
Un poco de felicidad, un pétalo de girasol.
Dame un poco de felicidad, te pido el azul del cielo,
Que en sus matices guarda secretos, anhelos bellos,
Como el suave abrazo de la brisa en la mañana,
O el canto apacible de un río que suspiros emana.
En los campos dorados, donde las flores danzan,
Y el aroma a libertad en el aire se lanza,
Dame un poco de felicidad, como una gota de rocío,
Que en el corazón despierte un eterno estío.
La risa de los niños jugando sin medida,
La caricia sincera que en tus manos se anida,
Son destellos de alegría que el mundo nos confiere,
Dame un poco de felicidad, para que, al dolor, esta alma se resistiere.
En el abrazo sincero de un amigo de verdad,
En el amor que florece sin temor ni vanidad,
Dame un poco de felicidad, como el canto de un ruiseñor,
Que eleve mi espíritu y alivie cualquier dolor.
Quizás en las pequeñas cosas encuentre yo el tesoro,
Un instante de serenidad que borre cualquier lloro,
Dame un poco de felicidad, en cada paso que doy,
Para que la vida sea un poema en constante convoy.
Entre versos y suspiros, en este sentir sutil,
Persigo esa felicidad, como un sueño febril,
Que se teje en el alma, con hilos de gratitud,
Dame un poco de felicidad, para vivir con plenitud.
Autor: Ángel R. Anaya Puerta
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