GDA

NO HAY BELLEZA EN LO QUE DIGO

No hay belleza en lo que digo,
si no en las sensaciones
que me provocas, oh mi linda,
y me conduces a expresar
que en esta tarea me obligo
en ser cabal cual confidente.

En mi intento de aprisionar
soy yo quien queda cautivado,
en mi intento de complacer
soy quien queda extasiado.

A desearte los parabienes que mejor
mi alma con presteza a decir me incita...
y que sean siempre tus galardones
plenamente la dicha y la felicidad.

¡Ay! Son argumentos con que justifico
un motivo como señuelo aunque burdo
y a fraguarlo infaliblemente me esmero,
con tal que arribes a este territorio.