La vieja casa,
guardaba mis recuerdos
celosamente.
Allí quedaron
juguetes y proyectos
de nuestra infancia.
¡Cuánto encerraban
sus cuartos y paredes
de aquel pasado.
Pero la casa
precisa renovarse
y blanquearse.
Hay que limpiar
desvanes y rincones
insospechados.
Subir al ático,
bajar a las bodegas,
mirar las cuadras.
Y renovar
el aire suspendido
bajo los techos.
La vieja casa
se muere, y yo no quiero
que eso suceda.
Amo esta casa,
casona de mis padres,
donde nací.
Por ella lucho,
la llevo en mis latidos.
Va con mis sueños.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/08/23