No existe pudibundez
ni dignidad alguna tanto
en la miseria como en la derrota
constantes: abrazo mi mentira
mas no me consuela el hecho
de pasar por esta vida como un eterno
maleante, o en un eterno sinvergüenza.
Y no existe dignidad ni pudor
en la pobreza extrema y en la indiferencia
de toda una sociedad, porque no puede
existirla donde previamente, te han destituido,
deshonrado y violentado, de manera permanente.
Así que por mi parte, doctores, deshojo la margarita
de la expresión, y saco todos los trapos sucios
al aire, como sábanas indigeribles
secándose en un patio interior-.
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