Tu mirada fue la luz que deslumbró a mis arrebatos,
fue el pretexto de mi entrega impetuosa.
Fue errada mi sumisión a tus decretos.
Tus mandatos fueron ley desde ese instante,
y regularon desde entonces mi destino.
No hubo forma de incumplir tus reglamentos,
canceló mis opiniones…
clausuró hasta mis sueños.
Y caí sumiso y dócil en el hechizo de tus ojos,
me rendí a su matiz inexplorado y yerto…
calculado y frío,
me escondían su intención censuradora.
Fueron ellos los causantes,
regularon mis momentos,
secuestraron mis antojos.
Me sometió tu dictadura señorial y testaruda,
doblegaste mis impulsos con tu mando dominante,
tu carácter desmedido…y arbitrario,
que castiga sin piedad…con su silencio.
Esclavizado a tu dureza me quebranto.
Mi voluntad está de luto,
y me resigno a la crueldad de tus encantos.
Fácil presa fui de ti, de tus manías.
Me deje llevar ingenuamente de tu astucia,
de tu afecto imaginario…
de tu verdad inexistente…
de tus caprichos.