Por lo inaudito, por la fe misma, volverás.
Al sacro, al imperecedero,
Veré tu umbral en pasillos, casi incrédulo.
Tez sin sombra,
Soy pureza en el mirar.
Corazón hambriento, secuaz,
Me deja entrar, a cantarte el primero.
Morderé tus miedos, noctámbulo,
A tientas,
Donde este amor sea vasto mar.
Grande sonrisa atisba, alma voraz.
De bellas flores, invernadero,
y sin par seré caudillo, jinete fabulo.
En la alfombra,
Su cielo me ha de encontrar.
Camelo, niña sin disfraz,
Danza al rosar, labios donde muero.
Clamarán los dedos, sin cálculo,
A ciegas,
Donde este beso ha de parar.