En el firmamento de la vida brillan,
Ellas son ángeles de luz y amor eterno,
Con fuerza y gracia, el mundo llenan,
Sus corazones laten como un verso tierno.
Con alas invisibles de valentía,
Navegan senderos con determinación,
Enfrentan tormentas con sabiduría,
Son faros de esperanza en la oscuridad y confusión.
Sus manos tejen hilos de compasión,
Curando heridas con un toque suave,
Son el refugio en tiempos de aflicción,
En su abrazo cálido, el dolor se suaviza y alivia.
En cada logro, en cada lucha librada,
Demuestran que no hay límites que las frenen,
Su presencia en este mundo es sagrada,
Ellas son ángeles, en cada esencia que desprenden.
Con fuerza rompen cadenas del pasado,
Forjando un futuro de igualdad y respeto,
Caminan con coraje y temple innato,
Su poder y grandeza son un perfecto objeto.
Así, enaltezco a las mujeres valientes,
Ángeles terrenales, seres excepcionales,
Vuestra luz ilumina los senderos crecientes,
Vuestra fortaleza nos guía en los vendavales.
Oh, mujeres, soles y estrellas radiantes,
Vuestra grandeza inspira, vuela alto y brilla,
Ellas son ángeles, siempre adelante,
En la danza de la vida, su amor nos instila.
Oh mujeres, seres celestiales que inspiran con su esencia,
con su fuerza y su ternura, llenan de magia nuestra experiencia.
Ángeles que pisan la tierra, dejando un rastro de estrellas,
son faros de esperanza, en este mundo de querellas.
Autor: Ángel R. Anaya Puerta
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