Nunca te olvides
de ver en las estrellas
nuestros suspiros.
Aquella noche
pasada en el refugio
hoy la recuerdo.
Y bien contemplo
el rato inolvidable
junto a la fuente.
Arriba el cielo
con luna que asomaba
de entre las sombras.
Y nuestros ojos
buscándose, temblando,
en las pupilas.
¿Y qué veían?...
la charla de la luna
y las estrellas.
Así leímos,
los dos, aquel mensaje
en la montaña.
Noche encantada
de besos y caricias
que nunca olvido.
Hoy los recuerdo
y vienen a mi lado
como un susurro.
Es el verano
que pasa y que nos deja
ratos de ensueño.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/08/23