Haz Ámbar

Labios bien cerrados

Todo el año hace las migas

de algún amigo imaginario

que en mí radica

en el eje de esta crisis

impresa en tinta

mística que descifrar 

lejos del ruido. 

Cada día pongo en peligro mi organismo;

al menos me libro de ser ministro

robándole al más pobre. 

No soy tan solo la piel que me recubre, 

el bucle que te absorbe

sin ya otra opción:

sería todo inútil como tirarte del balcón 

o darse un atracón a buenas horas, 

porque suena Rock and Roll y tú te drogas

como yo... La madre que esto pare

no soportará otra contracción. 

Si preguntan fui yo el culpable 

de todo lo que pasó;

el desastre alrededor, la hemorragia

y mi trastorno

bajo el foco seductor

que me conoce

de tanto como ando

a ver tu rol, 

sentir tu roce

en la noche o bajo el sol

y los eslabones 

que voy juntando

son un fardo que cargo

a través del monte

sin demora que ya es hoy

el día y la hora

se aproxima

en que abomino

sin más rastro, vida

que en silencio se vacía 

como el cenicero de colillas. 

Tú mejor no rías

por si algo pillas

de mi algoritmo:

voy limpiando arpías

de este mundo enfermo

sin más compañía 

que la de mi cuaderno

en una noche eterna, 

infierno interno

del que no salgo sin linterna. 

Estoy sintiendo que todo me aborrece;

hiberno, sin más juerga. 

Con el tiempo aprenderé a ser de piedra

un golpe seco (te amedrento

con respeto hasta la médula.)

Para los incrédulos una réplica bastará:

ya puedo ver las caras 

como achantan ante tal. 

No hay quien baile en esta pista;

si me avistas tenme al tanto

de todo lo que traen... 

Ya apenas miro si quien me persigue

va detrás; tengo prohibido

el levantarme para hablar 

del daño que me hacen

sus venganzas en la sangre

desbocada entre los labios bien cerrados.